martes, 11 de noviembre de 2008

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Visión de Hyde. (Parte 1. Viernes)

El viernes al salir del colegio recibí un mensaje de texto en mi celular, sin poder evitarlo una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver el nombre de Tetsu en la pantalla. El mensaje decía que ya se encontraba en el lugar de encuentro para ese día. Un par de días antes, vía telefónica, habíamos quedado en encontrarnos en el parque de siempre, a la hora de salida. Me colgué la mochila en la espalda y me encaminé hacia allá. Al llegar logré ver a Tetsu justo en donde esperaba verlo. Lo saludé con la mano y corrí hasta donde estaba él. Me senté a su lado. “Ken dijo que nos alcanzaría en la exposición, pero que llegaría un poco tarde ¿no te molesta cierto?” Sonreí ante su expresión de inocencia y duda, negué con la cabeza y me dejé caer sobre el pasto, apoyando la cabeza en sus piernas. En ese momento, que me pareció bastante tranquilo y acogedor, charlamos sobre música y las bandas que nos gustaban y disgustaban. Tetsu jugaba con mi cabello, eso me agradó bastante, no quería moverme de ahí… Repentinamente una vibración debajo de mi cabeza me hizo levantarme de golpe, Tetsu comenzó a reír sonoramente, “Solo es mi celular” me aseguró y también reí con el. Ken ya nos esperaba en la exposición. Este iba a ser un fin de semana entretenido y divertido. De eso ya me estaba asegurando.

Caminamos hasta el lugar en donde Ken nos esperaba, lo saludé y entramos a la exposición. Dentro, nos dieron un par de audífonos, Tetsu y yo teníamos unos y Ken tenía los otros. A la entrada de la exposición se encontraba Elizabeth Bathory, una condesa de Transilvania, obsesionada por la belleza y la juventud. En los audífonos podíamos escuchar un breve relato sobre su vida y la forma en que mataba a sus víctimas. Mataba jóvenes doncellas para después bañarse con su sangre. Yo mantenía el mp3 en la mano derecha mientras mirábamos imágenes de ella en una pequeña pantalla detrás de la figura perfectamente cuidada de la mujer, que por cierto era muy bella. Fuimos avanzando cuando la voz nos indicó y continuamos con Jack el Destripador. Continuamos recorriendo la exposición caminando lentamente y en silencio. Llegamos a Charles Manson y le comenté a Tetsu que él, además de asesinar gente famosa, había tenido una banda y que hacían música muy extraña. Mientras le comentaba esto Ken ya había avanzado al siguiente y Tetsu y yo hablábamos en voz baja. Fue entonces que algo muy extraño pasó, sin quererlo, Te-chan rozó mi mano, en donde llevaba el mp3 y señaló a Manson diciéndome que tenía una cara de maníaco… Pero se interrumpió y me miró con la cara encendida en rojo. A pesar de la oscuridad pude ver el color en sus mejillas. Al instante sentí la cara muy caliente, al igual que la sentía el, supuse… No sé exactamente que fue lo que el sintió, pero yo sentí como si una corriente eléctrica me recorriera el cuerpo, en el colegio alguna vez nos dejaron como tarea hacer una “caja de toques”, era más o menos la misma sensación. Una vez antes había abrazado a Tetsu, como una hora antes había apoyado mi cabeza en su pierna. Pero esto había sido extraño, tal vez fue la oscuridad… o la estrecha cercanía que tenían nuestros rostros por tener que compartir los audífonos. Pudieron ser muchas cosas, pero me puse nervioso… después descubriría que no iba a ser la última vez…

Alcanzamos a Ken y los tres salimos de la exposición. A mi me encantaban esas cosas y siempre había tenido curiosidad de conocer más, de lo que fuese. Mi madre había dejado dinero para “mantenerme”, siempre lo hacía y la mayoría de las veces el dinero se quedaba ahí porque cuando estaba solo, a veces no comía. Me la pasaba haciendo otras cosas. Así que invité a esos dos a comer con una enorme sonrisa. Y después de rogarles un buen tramo del camino, los convencí y fuimos al McDonald’s a comer hamburguesas. Hace mucho tiempo que no tenía algo tan grasoso y poco sano. Me hizo bien y de alguna forma me pareció que a ellos también. La pasamos bien.

Inmediatamente después de comer nos fuimos a mi casa y Ken y yo comenzamos con las clases de guitarra, le mostré un poco lo que sabía. Él dijo que no estaba mal, pero que me hacía falta muchísima práctica. Tampoco fue como si lo hubiera notado muy convencido. Creo que no sirvo para esto, también creo que Ken se desesperó un poco. No me considero malo, pero lo hago por diversión y me gusta a veces lo que sale. Anochecía rápido aunque sentí que el día rindió lo necesario. Vimos una película de comedia con Ken antes de que se fuera, también comimos un par de pasteles que había hecho la madre de Tetsu. ¡Demonios, estaban deliciosos! Para cuando se fue Ken ya eran más o menos las 10 de la noche. Tetsu y yo nos quedamos solos [chanchan!]. Estaban los créditos finales en la pantalla avanzando al ritmo de una canción de los Black Eyed Peas. Vi mi reloj de muñeca, eran las 10 con 30 minutos. “¿Quieres ver otra película Te-chan? O podemos subir, para que te muestre mi habitación. Quiero leerte.” Con el control remoto en la mano y palomitas en la otra. Me miró con sus grandes y bonitos ojos castaños. “La noche aún es joven Hyde-chan” Sonrió e hice lo mismo. Vimos otra película. Esta vez una épica, muy entretenida y llena de acción. Era larga pero entretenida. Nos emocionaban algunas partes.

Cerca de la 1 de la mañana la película terminó. El protagonista había triunfado y el mal había sido derrotado. “Debería haber una película que fuese al revés. El bien siempre gana y eso es aburrido” Le comenté a Tetsu mientras, después de apagar las luces y cerrar puertas y ventanas, subíamos las escaleras a mi habitación. Ya limpiaría un poco en la mañana. Después de darle un tour por mi habitación, lo llevé hasta la cama y me tiré sobre ésta. Estaba exhausto y supuse que el también. Se sentó en la orilla de la cama, y lo miré desde mi posición, con la cara sobre la almohada y mis brazos alrededor de ella. Por unos segundos nos quedamos mirando, directo a los ojos. Ninguno de los dos decía nada, nos rodeaba el silencio. “Nunca antes había tenido un amigo como tu Te-chan” Creo que elegí las palabras correctas para agradecerle ese día tan divertido a su lado. Agregándole su disposición para quedarse a hacerme compañía. Me giré sobre la cama mirando el techo. “Lo digo en serio, de verdad… gracias…” Extendí mi mano hacia él y él sin dudarlo la tomó. La apreté un poco y después lo jalé para que se recostara a mi lado. “¿Tienes sueño?” Se quedó quietito a mi lado imitando mi posición. “No aún” Otra vez silencio.

“Voy a leerte un poco” Me giré al otro lado y del cajón de la mesita de noche saqué un viejo cuaderno. “Esto fue lo último que escribí y lo hice pensando en ti” Antes de comenzar a leerle me saqué las botas e hice que el se sacara los zapatos también. La noche no estaba muy fría, no era necesario cubrirnos con las sabanas, todavía no. Me acomodé para poder leer y el se acomodó muy cerca de mi, podía sentir el calor que emanaba su cuerpo de forma natural. Eso me hacía sentir menos frío, me gustaba. Comencé a leer las primeras líneas, en momentos Tetsu soltaba pequeñas risitas al igual que yo en ciertas partes que a ambos nos recordaba algún momento de los que habíamos vivido. Pronto leí algunos poemas más antiguos, que había escrito tiempo atrás. Me daba cuenta de que con Tetsu podía mostrar mis sentimientos tal y como eran. Leer esos poemas con tanta fluidez me hizo llegar a esa conclusión. Algunos eran felices, cuando tenía una bonita relación con mi ex-novia, otros eran de tiempo después cuando ya no la tenía. No recuerdo en que momento nos quedamos dormidos. Más tarde nos metimos entre las sábanas. Dormimos por muchas horas, exactamente no se cuantas, pero fueron muchas.

Para cuando despertamos al día siguiente, el sol ya entraba intenso por la ventana, en mi brazo derecho ya no estaba el cuaderno viejo, tenía el puño fuertemente cerrado alrededor de la sábana blanca. La otra mano estaba alrededor de los hombros de Tetsu, aún no me explico como llegó ahí, él reposaba la cabeza sobre mi pecho. De nuevo el calor en mi rostro, ahora era más intenso, estaba tan colorado como mis cortinas, de eso estaba seguro incluso sin verme. Pero no quise moverme, así de simple. Y no lo hice. Tetsu durmió minutos más entre mis brazos. Era obvio, no quería despertarlo… además lucía tan adorable…

2 comentarios:

RaVeuS dijo...

*_* Me encanto ^_^

Gracias por actualizar tan rapido, son capitulos cortitos pero geniales.

Anónimo dijo...

me encantoe este cap :D:D:D