sábado, 16 de abril de 2011

51 (FINAL)

No podía ser real, seguramente seguíamos dormidos y aquello era una pesadilla, mi madre no podía estar ahí. Sentí como si mi corazón se detuviera y todo ahí fuera una ridícula escena de una película. En el justo instante en que escuché la voz de mi madre abrí los ojos y todos los sonidos volvieron, me giré rápidamente pero ni una sola palabra alcanzó a salir de mis labios. Mi madre me tenía fuertemente sostenido de un brazo y comenzaba a gritarme enloquecida.

Traté de zafarme y lo logré un par de veces pero ella volvía a engancharme. Fue en el momento en que espetó contra Tetsu esas palabras sin delicadeza como si se tratase de un ser insignificante que supe que aquello no iría bien.


Miré a Tetsu implorándole con la mirada, él pareció entender y me solté por última vez "Puedo ir solo", susurré por lo bajo tratando de no llevar eso a algo mayor pero mi madre, como siempre, no podía quedarse callada. Mi cara estaba ahora completamente de un color rojo, tenía coraje, no deseaba ir con ella

¿quién rayos había ido con el chisme?

Me sacaba en cara lo que los vecinos podían decir de mi y yo contestaba de mala manera tirando que ella no era de lo mejor y que no podía reclamarme nada, no podía medir mis palabras, en ese momento la odié demasiado. De reojo podía ver a Tetsu ir detrás de nosotros, callado, y en medio de discusiones abandonamos el lugar.


Una vez en el carro, el incómodo silencio formó parte de los tripulantes, haciéndose presente y burlándose de todos. De momentos miraba a Tetsu por el espejo lateral sin saber qué decir o hacer, estaba asustado, debo admitirlo. No quería, o más bien no sabía, que por ese error pudiera pasar algo de lo que me arrepentiría.

Pensaba en tantas cosas que podrían pasar al llegar pero cada una tan incierta como la anterior. Mi madre por fin se había quedado callada y se concentró en conducir pero sé que por dentro sólo podía estar pensando en la peor forma de arruinarme la vida.


El sol ya se había ocultado para cuando llegamos a la residencia Ogawa, mi miedo se incrementó un poco, no era todo, ahora teníamos que enfrentarnos a los padres de Tet-chan.

Bajamos del auto y nos encaminamos a la puerta, quería hablar con Tetsu, ansiaba quitarme a esa mujer de encima cuanto antes, pero apenas abrí la boca ahí estaba de nuevo haciendo acto de presencia y haciéndome callar. La miré como quien mira a un bicho en el suelo de la ducha y no desea pisarlo con los pies desnudos.

Tetsu insistió en la puerta de su casa una segunda vez hasta que su madre apareció detrás de la misma. Suspiré, temía que no había pasado ni la cuarta parte de la pesadilla que comenzaba. Ni siquiera pude escuchar la voz de la señora Ogawa cuando fui empujado junto con Tetsu hacia el interior de la casa.

Adentro, el padre y sus dos hermanas nos miraban extrañados y ahora comenzaba la batalla. Vagamente escuchaba lo que decían, muy a lo lejos y no despegaba la mirada de Tetsu, quería abrazarlo y decirle que estaríamos bien pero ni yo estaba seguro de eso.

Después de un momento, sólo estábamos nosotros dos y nuestros padres en la sala, las hermanas de Tet-chan habían sido alejadas del caos, en ese momento me hubiera gustado haber subido con ellas pero en cambio estaba ahí esperando a que la bomba estallase…


"…En una casa de playa haciendo quizás qué cochinadas!"

Salí de mi ensimismamiento cuando escuché a mi madre hablar así, miré alrededor, todos la miraban, de tantas cosas vergonzosas que ella me había hecho pasar en la vida aquella era la peor. No despegaba mi mirada de ella, quizás sentiría el enorme repudio que sentía en ese momento. No podía hacer nada más que seguir escuchando y al parecer a nadie le quedaba otra opción, gritaba y maldecía como una loca hasta que los padres de Tetsu interrumpieron y el ambiente se calmó por unos segundos.

Vi como Tetsu se hundía en su lugar cuando sus padres lo miraron ahora a sabiendas de que les había mentido. En ese momento mi atención se centró en mi madre, por una extraña razón, lo que decía me había atrapado.

Megumi había sido la causante de todo, ¡¡esa estúpida!! ella y sus malditos celos. Salté sin poder evitarlo e incluso sin fijarme "¡Esa perra! ¡Sabía que era ella en la playa!"

Todo estaba claro, ellos no tenían porque estar ahí si no hubiera sido por ella y su enorme boca. Estaba aún más enfurecido.


Sin embargo, las cosas en el ambiente se tranquilizaban, ahora mi madre ya no gritaba y los padres de Tet-chan metían coherencia a esa discusión. Mi madre lloriqueaba y se quejaba con total indignación como si hubiera descubierto que yo vendía drogas o hacía cosas ilegales, estaba haciendo un drama de todo esto, o al menos yo así lo veía.

Fue hasta que mi madre estuvo a punto de culpar de todo a Tetsu, el padre de este la detuvo en seco y ella guardó silencio. Casi pude sonreír, estaba satisfecho de que alguien le hubiese puesto un alto a esa mujer. Aunque el gusto no nos duró mucho, un momento después continuó alegando que hacíamos las cosas mal y que teníamos conductas "desviadas", ¿desde cuando el amarse es signo de mala conducta?, no podía comprenderlo.

Suspiré cansado, de reojo miraba a Tetsu. Luego volví a mirarlo pero esta vez mantuve la mirada, bajé la mano hacia la suya y la tomé con fuerza, nuestros padres no se habían percatado hasta que no pude soportarlo más y hablé de frente a todos.

"No son conductas desviadas. No tiene nada de malo. Yo quiero a Tetsu, y el me quiere. Y tú… tu no puedes cambiar nada…"

La miraba ahora a ella, desafiante. No iba a soportarlo más, quería a Tetsu y quería estar con el sin tener que escondernos de nuestros padres o de la gente en general. Ojalá hubiera en esa sala alguien que nos entendiera, pero al parecer no teníamos nada de eso.


Mi mano se soltó con violencia de la de Tetsu cuando mi madre no pudo callarse más y nos obligó a separarnos. Volví a suspirar, trataba de mantener la calma, después de todo era mi madre, pero diablos! estaba comportándose como una loca ridícula. Para mi era normal no soportarla de vez en cuando pero había alcanzado un límite de mi paciencia que nunca creí que especialmente ella pudiera cruzar.

Tantas cosas pasaron por mi cabeza en ese momento y sin darme cuenta comencé a vomitarlas, estaba tan lleno de rencor en ese preciso instante que no pude aguantarlas más.

"…No vengas ahora diciendo que te intereso, mejor ándate con tus hombres, puta!!"

Su mano me hizo callar, me había pegado una bofetada, me llevé la mano a la cara sobándome la mejilla, dolía pero estaba satisfecho de haber sacado todo eso, me quedé callado y mientras ella seguía hablando ya no quise volver a mirar a Tetsu y a su familia, estaba avergonzado, triste, furioso, tenía tantas emociones que sentía ese nudo en la garganta cuando estas a punto de soltarte a llorar. Me lo tragué y arrepentido de no voltear atrás salí de la casa empujado y seguido de mi madre aún lanzando improperios a la familia de Tet-chan.


Escuché como amenazó a Tetsu pero ya no pude decirle nada, sin mirarla me subí al auto, en el asiento trasero. Ella tampoco me miró ni me dirigió la palabra en todo el camino, sólo condujo hasta la casa.

Durante el trayecto el nudo en mi garganta volvía pero una tras otra vez me lo tragaba sin darle el gusto de verme llorar, estaba cansado de todo, eso no estaba bien.

Apenas unos minutos después, llegamos a casa, me bajé del carro con la maleta en la mano y corrí a la puerta, busqué en mi chaqueta, pero para mi mala suerte recordé que las llaves estaban en el fondo de la maleta.

Así que esperé a que ella llegara, lo que quería era encerrarme y que no me dijera nada más pero no iba a poder ser así. Llegó a mi lado y abrió la puerta, me adelanté y apenas pude llegar al primer escalón.


"Quédate aquí"

Susurró ella, yo tragué saliva, dejé la maleta en el escalón y bajé a donde estaba mi madre. Esperaba que comenzara a gritarme o incluso que volviera a golpearme pero no fue así. Ella estaba enfurecida pero también estaba triste.

"En qué estabas pensando?!"

Alzó un poco la voz si, pero esta vez al parecer ya estaba cansada, ¿cuantas veces me había preguntado lo mismo?

"No estaba pensando, generalmente uno no planea enamorarse, ¿de acuerdo? ¿Es tan difícil de entender? Sólo…"

Mi voz comenzó a quebrarse, no quería estar ahí, quería llegar a mi cuarto, estar solo y dejar que todo fluyera sin que nadie me viera. De todas formas ella interrumpió

"No voy a permitir que mi hijo sea motivo de burla y rechazo ante la sociedad"


Sus palabras me calaron en los oídos, no pensé que mi madre con la "fama" que tenía, se atreviese a hablar de un estatus ante la sociedad. Para su sorpresa, por mi mejilla, aún roja por el golpe, se había escapado una sola lágrima que llegó hasta mis labios que sonreían muy mínimamente, pero me deshice de ella disimuladamente.

"Como tu digas"

Me di media vuelta esperando a que me detuviera una segunda vez pero no fue así, pude darme la vuelta completa y subir a mi cuarto, sabía que algo estaba planeando, pero no quería averiguarlo, al menos no por hoy.


Llegué a mi habitación suspirando varias veces intentando guardar compostura pero ya era demasiado, no sabía que iba a pasar y eso me daba pavor. De repente una lágrima tras otra comenzaron a salir, sólo fue un momento mientras sacaba todo lo que había guardado por tantas horas.

Luego de un momento, dejé de escuchar sonidos en el comedor y la cocina, escuché que mi madre pasaba de largo por el pasillo y cerraba la puerta de su habitación. Me levanté y tomé la guitarra, en silencio y sin escribir lo que cantaba, comencé a crear una melodía, con la voz tarareaba una letra que no existía y por pequeños lapsos de tiempo las lágrimas volvían a correr despavoridas por mis mejillas.

No fue hasta después de media noche que me quedé dormido, con la guitarra a mi lado, por la mañana habría olvidado todo aquello incluidas las letras sin escribir.


Esa mañana estuve sentado junto al teléfono largo rato, no sabía si esperaba que Tetsu se comunicara o buscaba fuerzas para llamarlo yo aunque la respuesta fuese negativa.

Cuatro días después, cuando mi madre estaba fuera, al fin logré tomar valor y marcar su número, escuché al otro lado la voz de su madre, ninguna palabra salió de mi boca y por más que la señora insistía "Diga? Quién habla?", terminé colgando.

Los días siguientes me concentraba leyendo sus cartas, recordando los buenos momentos que habíamos pasado. ¿¿Cómo iba yo a saber que las cosas terminarían así?? Era casi una tontería pensar siquiera en ir a buscarlo. No me permitirían verlo, pero es que todo había pasado tan rápido. Ni siquiera nos habían dado tiempo de despedirnos, tanta crueldad era imposible. Continuaba indignado, no salí de mi casa toda esa semana.


El siguiente lunes por la mañana me había levantado con muchos ánimos, había tenido un sueño, uno en donde Tetsu estaba a mi lado, íbamos por las calles tomados de la mano y nadie decía nada. Nos miraban y la gente estaba feliz por nosotros, nadie nos juzgaba.

Estaba muy animado esa mañana, pensé en ir a su casa y sacarlo de ahí aunque sus padres lo prohibieran, ¿qué de malo podía pasar? No podía pasar de otra regañada o un rotundo "no", o al menos eso creía.

Las oportunidades siempre estaban ahí, quedaba en nosotros tomarlas o dejarlas ir. Me levanté muy temprano, me duché y esperé a que mi madre saliera a trabajar. Me vestí apresurado y con mi mejor ropa, luego de una semana de estar tirado en cama sin ganas de nada, la ducha me había caído de lo mejor.


Caminé por las calles pensando en lo que quería decirle a Tetsu, en decirle lo mucho que lo había extrañado y lo mucho que lo necesitaba. Ansiaba tanto abrazarlo y pedirle perdón, no sabía porque pero deseaba pedirle perdón. Doblé la esquina de su calle y caminé sonriente hasta la puerta de su casa. Me acerqué hasta la puerta y contuve la respiración cuando golpeé la madera un par de veces. Silencio. Volví a golpear. Nada.

Me asomé a una de las ventanas pero en ese momento una voz detrás de mi hizo que me sobresaltara y al mismo tiempo volteara.

Era Megumi, tenía una sonrisa en el rostro.


"Como le ha caído la noticia a tu madre, Hyde? Les han preparado la boda eh?"

Espetó en mi cara con un tono burlón, no contesté, de pronto el rencor que había sentido por ella en días anteriores, volvía a brotar en mi alma.

"Pero que mala suerte tienes, querido… digo… porque si te enteraste no?"

Caminó hasta el pórtico de la casa meneándose con altivez y se sentó en una de las orillas mirándome con coquetería y a la vez con una asquerosa sonrisa triunfante en la cara.

"Tu noviecito se ha mudado justamente esta mañana, se han ido, Hyde"

Sus palabras casi hacen que me cayera de rodillas. Y si…

"Se han mudado? De qué hablas?"

Podía sentir todo ese odio volver, hacia ella, hacia mi madre, hacia la vida misma. No podía ser tan injusta. Las lágrimas volvían a agolparse en mis ojos. Pero jamás lloraría frente a ella. Cerré los ojos, apretándolos. Suspiré.

"Sabes que? No importa…"

No iba a preguntarle a donde, ni por que, no me interesaba hablar con ella ni saberlo de su boca. Metí las manos en los bolsillos de mi pantalón y pasé de largo frente a ella, bajando del pórtico y caminando de regreso hacia la esquina, ella se giró a verme, hambrienta de burlarse más de mi quizás, o quizás estaba arrepentida de haberme dado así la noticia, ¿se habría compadecido de mi depresión?, pero nunca lo supe. No volteé atrás, si lo que ella decía era cierto, ya no había más que hacer. Sólo quedaría esperar a que sanara la profunda herida que ahora tenía en el corazón, me había quedado solo. Sin Tetsu. La pesadilla estaba completa.


FIN