domingo, 28 de marzo de 2010

47

La tarde anterior al gran día, cuando por fin me llevaría a Tetsu lejos de ahí para un merecido tiempo juntos, visité a mi tío para buscar las llaves de la cabaña que tenía cerca de la playa. No tuve que insistir mucho, sabía que sólo con mencionar la palabra “chica” tenía toda la libertad en ese lugar asegurada. Mi tío era un hombre muy “comprensivo” cuando de eso se trataba. Esa noche casi no pude dormir, me la pasaba pensando en todas las cosas que haríamos al día siguiente con Tetsu luego de bajarnos del bus. Además estaba un poco nervioso porque Tetsu le había mentido a sus padres, pero si nada iba mal, no habría de qué preocuparse.
A la mañana siguiente cuando todavía no se asomaba ni un rayo de sol, me levanté animado, a pesar de que no había dormido mucho. Tomé la maleta que había preparado la noche anterior antes de acostarme y entré a la habitación de mi madre quien aún dormía. Dejé una nota en su mesa de noche y salí rápidamente de la casa. Al llegar a la estación de buses miré mi reloj, por lo visto había llegado unos minutos antes y era por eso que no veía a Tetsu, pero un rato después lo vi caminando hacia mi con esa hermosa sonrisa que siempre tiene. Casi sin darme cuenta, también sonreí y otro rato después emprendimos el viaje.
El viaje no fue tan largo como creí que iba a ser, además me distraje mirando a Te-chan, me causaba ternura la forma en que miraba todo con ese dejo de ilusión en sus ojos. Me incliné un poco sobre su asiento para mirar también por la ventana asiéndolo suave y discretamente por la cintura. Nos miramos un momento y nos sonreímos mutuamente, sin duda serían unas vacaciones inolvidables.
Al llegar a la casa, Tetsu entró en esta hecho un bólido y comenzó a recorrer todo. Boté las maletas junto a la puerta y lo seguí. De momentos, con algún cuarto que abríamos o alguna cosa que veíamos yo le contaba alguna anécdota, pues ahí había pasado varias veces las vacaciones con mi familia. “En esta habitación me quedaba siempre que veníamos” le indiqué al momento que entramos a la última habitación de la casa. Dentro había una litera, “me gustaba dormir arriba, recuerdo que creía que así dormiría más cerca del cielo”. Él me miró y sin esperármelo se abalanzó sobre mí, abrazándome y besándome después, aquel beso que llevaba horas esperando. Luego de un momento, lo tomé de la mano y lo saqué de ahí, “¿Qué es lo que haremos primero?”, su pregunta había llegado en el momento justo. Lo guié hasta el sillón y lo senté ahí, “Ya vas a ver, espérame aquí, ponte cómodo”, lo besé rápidamente, tomé mi mochila y me dirigí a la cocina. Me coloqué un delantal, y comencé con la primera parte del plan. Iba a prepararle a Te-chan la mejor cena de su vida, y también lo que más rico me quedaba, mi orgullo culinario. Luego de un rato en donde casi pierdo un dedo con el cuchillo y casi termino con quemaduras de tercer grado, salí de la cocina y me quité el delantal para sentarme junto a Tetsu, su mirada me preguntaba qué era lo que hacía y para qué lo hacía. Le contesté con una sonrisa, “solo esperemos un poco más”, lo abracé y el me rodeó por la cintura acurrucándose en mi pecho. "Por la noche vamos a la playa si?” asentí y lo besé, ¿cómo decirle que no a esa carita?. Poco me duró el gusto, pues la cocina necesitaba ser supervisada o mi obra de arte se iría al carajo. Lo solté muy a mi pesar y volví a la cocina.
Comencé a sacar los cubiertos y las cosas para poner la mesa, por suerte la cabaña tenía servicio de mantenimiento, si no estaría toda llena de polvo y eso no sería lindo. La mesa y el comedor en general quedaron justo como lo había imaginado, la luz del sol entraba con fuerza por el ventanal del comedor, fuera de este estaba el jardín. Abrí la cortina por completo dejando que la luz natural iluminara todo. Cuando todo estuvo en la mesa, excepto los platillos y la bebida, Tetsu me siguió a la cocina con ánimos de ayudarme, pero todo estaba casi listo y perfecto, le entregué los vasos de jugo de manzana que llevaba en las manos para que los llevara y volví dentro de la cocina. Volví al comedor con los platos y los coloqué sobre la mesa en sus respectivos lugares, me paré detrás de la silla destinada a Tetsu e hice un gesto con la mano invitándole a sentarse, “su cena está lista”, le guiñé un ojo y tomándole la mano le ayudé a sentarse acomodando después su silla. Nos miramos divertidos y sin poderlo evitar ambos nos reímos por ese gesto.
Me senté del otro lado de la mesa, justo frente a Tetsu y le miré con ansias, esperando alguna reacción por la visión que tenía frente a él, en lo personal yo ya tenía mucha hambre y podía asegurar que Tetsu también, pero quería que el lo probara antes que nadie. “Hyde esto huele delicioso”, hasta que por fin tomó el tenedor y picó la carne, lo puso en su boca y cruelmente lo masticó con lentitud, sólo para hacerme sufrir!... Tal vez exagero, pero de verdad quería que a Tetsu le gustara, quizá podría cocinar para él más seguido, me gustaría hacerlo. Luego de unos segundos de tensión, “Rico!” exclamó así como sólo él sabe ser y se notó en su rostro que le había gustado, me sentí aliviado. El resto de la comida la pasamos en silencio, es de mala educación hablar mientras se come, aunque la verdad no podía decir nada, estaba muy feliz y eso que no llevábamos ni medio día ahí.
Al rato dejábamos las maletas en la habitación, no la habitación de la litera, nos atrevimos a elegir la principal. Bajamos por entre los árboles tomados de la mano, pues no vimos a ningún curioso cerca, fuimos lento sintiendo la brisa pegarnos en la cara suavemente. Llegamos a la arena y de inmediato corrimos al mar, cómo si desde él nos hubieran jalado hacia adentro. Estábamos de lo mejor cuando llegó una ola y me derribó, todavía no planeaba mojarme completo, pero la ola me ahorró el trabajo. Tetsu comenzó a reírse a carcajadas, “Al menos mi ridículo te hace feliz”, lo miré con cara de pocos amigos y el cabello pegado a la cara, “Ya verás!”, me lancé sobre el y lo boté al agua volcándolo entre las olas pequeñas que nos llegaban. Luego de quedar todos empapados y encontrar una bonita estrella de mar, nos fuimos caminando por la orilla mientras la tarde caía, estuvimos un rato viendo las olas chocando contra las rocas. Ese escenario se me antojó para hacer un poco de música pero Te-chan no me dejó, dijo que era peligroso. Nos quedamos ahí mirando el sol ocultarse, sin duda había sido un día provechoso, ya casi no había gente en esa parte de la playa, rodeé a Tetsu con un brazo, él apoyó la cabeza sobre mi hombro. Busqué su boca para besarla con dulzura, “el final perfecto para el día perfecto”, le sonreí y volví a besarlo un rato más.
Volvimos a la orilla en donde los estragos de las olas habían hecho que nuestro castillo desapareciera, además de que según el testigo Te-chan, un niño lo había tirado por accidente. Llegamos de nuevo a la cabaña y nos alistamos para la noche. Mientras preparaba la cena, Tetsu salió a tomar fotografías al balcón. Cenamos y nos fuimos a la habitación. Habíamos planeado muchas cosas para hacer en esas vacaciones juntos, pero luego de pasar toda una tarde en la playa jugando, se nos había pasado el tiempo volando y necesitábamos reponer energías. Nos recostamos en la enorme cama de la habitación principal y encendimos la tele. Tetsu se acurrucó entre mis brazos una vez más y casi al instante se quedó dormido, lo besé mientras apagaba la televisión y me acomodaba a su lado, así juntos nos quedamos dormidos. Por suerte serían muchas noches como esa.