domingo, 28 de diciembre de 2008

37

Visión de Hyde.

El domingo por la mañana me desperté muy temprano, creo que algo no me había dejado descansar. Tenía a Tetsu a mi lado, giré a mirarlo y sonreí de una manera que me pareció estúpida. Pero así era cuando se trataba de Tetsu… todo en mí se volvía lento y tonto. Era como si pensar en el y aún más verlo, me bloqueara los sentidos volviéndome un animal indefenso que solo seguía órdenes, sus órdenes. Si, a veces los demás pensaban que era un ser malo y sin sentimientos, deberían verme ahora… Me puse de pie y salí al balcón un momento, el clima estaba ligeramente frío pero mi cuerpo no lo sentía. Sin embargo, momentos después el sol estaba en lo más alto del cielo iluminando todo. Volví dentro y me recosté nuevamente al lado de mi pelirrojo. Coloqué mi rostro frente al de él y comencé a acariciar su cabello muy lentamente. Cerré los ojos y solo estuve así, disfrutando de su compañía. Al poco rato, los bonitos y alegres ojos de Tetsu se abrieron y se cruzaron con mi mirada, le sonreí, ahora era una sonrisa solo para él. Sin esperármelo me besó, lo que solo provocó un leve sonrojo y también lo besé en respuesta. “Que linda forma de dar los buenos días”

Solo segundos después golpearon la puerta y rápidamente me puse de pie y salí de la habitación, bajé las escaleras y abrí la puerta. Era mi madre, al parecer había llegado muy temprano. “Okaeri…” Susurré cuando entraba en la casa pero sin siquiera mirarme entró en esta, solo pude imitarla, la ignore, cerré la puerta y volví arriba. Cerré la puerta de la habitación y me moví apresuradamente dentro de esta. “Tenemos que vestirnos~” Alcancé a decir y tomé la ropa que llevaba el día anterior mientras Tetsu entraba en el baño. Pronto terminé de vestirme y me quedé en silencio a un lado de la puerta. Esa tarde tendría que ver a esa niña mimada y ya no podría ver a Tetsu, tal vez hasta el próximo fin de semana, eso me ponía de muy mal humor. Inmerso en mis pensamientos hasta que la puerta del baño se abrió y Tetsu salió de este. Sin pensármelo dos veces casi me tiro sobre él, tomándolo de la muñeca lo pegué contra la pared y lo besé como jamás había besado a nadie. Como si de eso dependieran los últimos segundos de mi vida. Cuando ambos nos quedamos sin aliento me separé de él muy a mi pesar. “Probablemente este será el último del día” Dije con tristeza mirándole a los ojos. Me negaba a tener que separarme de el…

Cuando estuvimos listos bajamos las escaleras, yo iba delante de Tetsu y entramos en la cocina, era hora de presentar a Tetsu con mi madre. Nos encontramos con ella de frente “Oh, buenos días, tu eres Tetsuya no?” Preguntó mi madre con una sonrisa. Tres segundos y Tetsu no respondía, volteé a verlo y vi que tenía la mirada ida, suavemente le pegué un codazo para que respondiera. Luego me reí ante su reacción y nos sentamos a la mesa. Mi madre se ofreció a prepararnos el desayuno. Cuando estuvimos sentados la primera vez que se retiró a la cocina tomé la mano de Tetsu por debajo de la mesa y jugaba con sus dedos haciéndole sonrojar. La segunda vez que mi madre se desapareció él me abrazó y por poco lo beso si no fuera porque escuchamos que mi madre volvía, solo nos miramos y nos reímos para disimular. Diciendo alguna tontería para tapar el verdadero motivo de nuestro nerviosismo.

Comenzamos a comer y comenzó la plática. Solo escuchaba que mi madre hablaba cosas que ya me sabía de memoria. Siempre salía con sus amigas y después se iban a algún bar a beber. Y como siempre no sabría si regresaría esa noche, como si no supiera ya que se va con el primer hombre que le invita un trago, pero eso solo lo pensé. Tal vez notó que como todas las mañanas, solo asentía en automático para que pensara que la escuchaba. Así que comenzó a hablar con Tetsu. “Por mi no hay problema si él quiere salir en bicicleta o jugar a la pelota. Yo lo acompañaré donde sea, señora Takarai” Dijo Te-chan con una sonrisa que incluso me compraba a mi. Desde el principio no dudé que Tetsu fuera a caerle bien a mi mamá. Ese niño tenía un encanto natural, si lo sabré yo. “Ves?… Para que quiero una novia cuando tengo a Tetsu ne?” Miré al aludido con una sonrisa traviesa mientras mi madre solo se reía ante la “broma” aunque yo sabía que en realidad ese comentario le había molestado. Poco después terminamos de desayunar y ambos nos despedimos de Tetsu. Lo llevé hasta la puerta y aproveché para abrazarlo. “No dejes de pensar en mi” Alcancé a escuchar cerca de mi oído antes de separarnos. “Ni un segundo” Contesté sonriendo apenas. No quería que se fuera. Lo vi alejarse hasta que desapareció en la esquina de la calle y suspiré hondo.

Entré en la casa, subí directamente a mi habitación y me metí a la ducha. Una hora después, más de lo debido, salí del baño y comencé a arreglarme. Cuando estuve listo miré el reloj, marcaba cuarto para las dos. “No quiero verla…” Pensé recostado en mi cama mirando al techo. Pero había quedado con ella en quince minutos así que a los pocos segundos volví a ponerme de pie y bajé las escaleras. Miré a mi madre, quien tenía una mirada llena de preguntas y precauciones. Su rostro reflejaba algo de preocupación… o algo parecido. “Me voy” Le dije, ignorando todas las dudas que tenía y sin más salí de la casa.

Caminando con pesadez llegué hasta el punto de encuentro y Mizuki ya se encontraba ahí. La vi a lo lejos y tenía una pequeña cajita con un moño en las manos, antes de llegar a donde pudiera verme me escondí en un callejón y la miré desde ahí. “Demonios si eso es para mi voy a sentirme mal…” Pensé y me quedé dentro del callejón mirando de un lado a otro. “No quiero gastar mi dinero en ella, con este dinero puedo comprarle algo a Te-chan” Decidí que haría lo posible por no sentirme mal y salí a su encuentro. Al parecer se puso muy alegre cuando me vio porque se puso de pie y casi me tira al piso. “Hide-chan! esto es para ti!!” Me gritó emocionada y tomé la cajita que ya antes había visto. “Arigato Mizuki” Dije sin ganas y con una sonrisa falsa. Pero ella pareció no notarlo, se colgó de mi brazo y comenzamos a caminar cuesta arriba. Comenzó a hablarme de muchas cosas, había hecho esto y lo otro en la semana, sus vacaciones estaban cerca, su madre había hecho un pastel y ella le había ayudado, ahora sabía hacer pasteles… Continuó hablando mientras yo solo tenía una cosa en la cabeza, o más bien una persona. Tetsu.

Fuimos a la heladería y vi el momento para enmendar mi error. Le compré un gran helado y eso pareció ponerla feliz. En parte me alegré de ello, ahora podía estar en paz con lo que me quedaba de alma. Comimos el helado en el camino, continuábamos hasta perdernos entre las calles. “A donde me llevas Mizuki?” Las calles se hacían cada vez más angostas y oscuras, y cada vez subíamos más. “Es un lugar que conocí hace poco Hide-chan” Su voz sonó un tanto peligrosa y eso me provocó un escalofrío pero sin preguntar más la seguí, o más bien me dejé llevar porque se colgaba de mi brazo y me iba jalando todo el camino. Pronto llegamos a una calle sin salida, desde unas calles abajo el lugar estaba completamente deshabitado, o eso parecía. Nos topamos con la pared. “Mizuki-chan esto no tiene salida, mejor volvemos…” Me di la vuelta para encontrarme con su mirada, sus grandes orbes café claro estaban fijas en mí. Dio un paso hacía mí y yo uno hacía atrás. “M-Mizuki? Que pasa?” Comencé a ponerme nervioso, su mirada ya no era tierna, era una mirada psicópata, hambrienta… Y cuando me di cuenta mi espalda estaba contra la pared y el cuerpo de la chica me apresaba contra esta, intentaba besarme y aunque sabía que yo era bajo de estatura, para mi buena suerte ella lo era más. La tomé de los hombros y la alejé de mí sin mucho trabajo. “Que estás haciendo??” Le pregunté tranquilamente como si no me hubiese afectado. Solo se quedó callada y con la mirada baja. Suspiré y encontré el momento perfecto para contarle lo que sucedía. Le pedí que se sentara en una de las cajas que estaban ahí e hice lo mismo sentándome frente a ella. Le conté sobre Tetsu y lo enamorado que estaba de él. A decir verdad yo mismo me sorprendí de lo que estaba diciendo sobre él. Era como si yo mismo pudiera vernos desde arriba ajeno a la situación y escucharme así me hizo darme cuenta de lo que en realidad me agobiaba tanto con Tetsu. Mizuki solo me miraba, prestándome toda su atención. Al final del relato sus ojos brillaban de una manera que me pareció aún más psicópata. “Que romántico Hide-chan” Lanzó un suspiro soñador y sin quererlo solté una risita nerviosa.

Antes de irnos le pedí que no hablara de eso con su madre y mucho menos con la mia, me prometió guardar el secreto y después de nuestra plática volvimos cuesta abajo, la llevé de la mano tranquilamente, supe que me había comprendido y de una manera retorcida parecía que le gustaba lo que acababa de contarle. La llevé a su casa y le besé en la mejilla lo cual la hizo sonrojar y poner una expresión terroríficamente tierna, la despedí y me encaminé a casa. Los faroles se iban encendiendo mientras la noche caía sobre la ciudad. Llegué a la calle en donde vivía y caminé hasta mi casa, miré la fachada que estaba en completa oscuridad. Se había largado otra vez pero que más daba, una noche más una noche menos. “Entre menos mejor” Pensé y entré a mi casa. Ya en mi habitación saqué el móvil para enviarle un mensaje a Te-chan, para mi sorpresa ya tenía uno de él. Le envié uno tambien. “Estoy en casa amor. Te extraño. Te quiero también. Besos y buenas noches. Hyde.” Me saqué la ropa y me puse ropa para dormir. Me metí a la cama colocando la cajita de Mizuki en la mesita de noche y no supe más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo k estoy enamorada d esta historiaaaa
xDDD
Esk.. es tan tierna i... waaa!
Kiero maaaas

Esperare el siguiente cap con ansias x3